jueves, 29 de septiembre de 2011

Fotografía del día


¿Procedemos de las libélulas?


National Geographic, 2006

Una nueva teoría, dudas de la teoría de la evolución: Ver en http://www.elmundo.es/elmundo/2005/10/25/enespecial/1130248358.html

MAXIMILIANO Y SBJ: Padre e Hijo en torno al Arte


18 de Septiembre

SBJ. - Mira papá la radio Chile Noticias está haciendo un concurso en la esquina. ¡Vamos a ver!

MAXIMILIANO. - Bueno, vamos

LOCUTOR: - A ver, a ver cómo están los conocimientos para estas Fiestas Patrias. Al que me conteste correctamente la pregunta que les voy a hacer, se gana dos entradas para el cine; para que disfrute junto a un amigo, pololo, polola, papá, mamá, de una buena película este feriado. La pregunta es: ¿Es correcto decir que el 18 de Septiembre se celebra nuestra Independencia Nacional?

PUBLICO: - Sí, sí, sí

SBJ: - ¡No!

LOCUTOR: - A ver, a ver, el joven. Venga. Por qué usted dice que no.

SBJ: - Porque el 18 de Septiembre se celebra el Cabildo Abierto de 1810.

LOCUTOR: - Muy bien. Se acaba de ganar dos entradas para el cine. Su nombre, joven.

SBJ: - SBJ

LOCUTOR: - Ah, un skater. Debe estar orgulloso, usted. ¿Es su padre?

MAXIMILIANO: - ¡Aha!

SBJ:- Te diste cuenta papá, tenemos entradas para el cine. Captaste, cuan inteligente soy

MAXIMILINO: - Evidente, eso te lo han enseñado en clases.

SBJ: - Pero igual. ¿Te das cuenta cuanta gente piensa que el 18 de Septiembre es el día de Independencia?

MAXIMILIANO: - Si, por supuesto, eso debe a que la Nación más poderosa del mundo...

SBJ: - Estados Unidos.


Autor: Charton De Treville, Ernesto
Técnica: Pastel sobre papel
 Dimensiones: 74 x 55 cms. Año 1850 aprox.
Ubicación:Museo Nacional de Bellas Artes. Santiago, Chile.


MAXIMILIANO: - Justamente, celebra su día nacional, que es el día de su Independencia. En el caso de Chile no, como tú lo sabes. El día de Independencia es el 12 de febrero de 1818. Y como la gente se ve influenciada mucho por la cultura estadounidense, piensa que nuestro día  nacional es el día de la independencia chilena.

SBJ: -  Y ¿Por qué no celebramos el día nacional el 12 de febrero?

MAXIMILIANO: - La pregunta correcta, tendría que ser ¿Por qué celebramos el 18 de Septiembre, como día nacional? Ya que la respuesta, anularía la pregunta anterior.

SBJ: - Bueno, entonces, ¿Por qué celebramos el día nacional en esta fecha?

MAXIMILIANO: - De acuerdo a versión oficial, es justamente en esa fecha histórica cuando se empieza a gestar el espíritu libertario. Es en aquel glorioso 18 de Septiembre se estableció el cabildo abierto con Mateo de Toro Zambrano y Ureta como presidente; al obispo José Martínez de Aldunate como vicepresidente; a Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera, Juan Enrique Rosales y Francisco Javier de...

SBJ: - ¡Ya, papá!, empezaste como un mp3

MAXIMILIANO: - Recuerda, la versión oficial. Pero, en un contexto histórico más realista tendría que decir que aquel día, los señores que nombré, establecieron, ¡escucha bien!! Establecieron su lealtad al rey Fernardo VII. O sea, sin ser antipatriota ni nada por el estilo, he de decir que este grupo de hombres decidieron que el Reino de Chile, siguiera siendo propiedad de la corona de España. Solo tienes que ver la biografía de Mateo y Toro Zambrano, un comerciante que a los 80 y tantos años, presidió la junta. Tú crees que iba a venir con ideas revolucionarias, no, no, Zambrano, un Conde de la Conquista, ¡Conquista!, Vio más por la parte económica que por la libertad de un pueblo, en lo que a soberanía se refiere. Aunque no debemos quitarle una actitud correcta, pues igual fue un moderador en aquel momento de incertidumbre política. Sus razones espirituales se las llevó para siempre a su tumba acaecida el año siguiente 1811. Creo que aquellos insignes personajes de la libertad de Chile, no tenían un concepto claro que se podía en aquel momento vivir con pleno uso de la libertad. Pero no hay que pensar que era por que se estaba en el siglo 19, ya que desde tiempos inmemoriales la política ha funcionado como la conocemos.

SBJ: - Y ¿cómo se pasó de ese concepto económico a la emancipación?

MAXIMILIANO: - La economía, la libertad de comercio, fue un asunto que trataron junto con la creación de un nuevo cuerpo militar, el contacto con la Junta de Buenos Aires y la convocación a elecciones, todas, éstas, materias peligrosas, a la vista de los españoles en Chile, quienes en su actuar apresurado, solo un año después, precipitaron el verdadero espíritu libertario, como el caso de Tomas de Figueroa, que se sublevo con un ejercito, para evitar que la Junta llevara a cabo la elección. Este personaje fue derrotado y finalmente ejecutado. Después de ese echo se determinó recién un congreso, el 1811. Y, ojo en ese congreso, los diputados juraron obedecer al Rey, claro que ya estaba definida la posición de cada uno; los moderados, liderados por José Miguel Infante; los exaltados, que encabezados por Bernardo O’Higgins y Manuel de Salas, anhelaban precipitar la independencia; y los realistas, que solo reconocían al Consejo de Regencia de Cádiz, oponiéndose a cualquier medida. Las cosas así, necesariamente precipitaron un golpe militar, encabezado por José Miguel Carrera.


Autor: Gil de Castro, José
Técnica: Oleo sobre tela
Dimensiones: 0.40 x 0.35 m.
Año:  1821
Ubicación: Museo Nacional de Bellas Artes. Santiago, Chile.


SBJ: - ¡Puchas! No era tan simple la historia como la había pensado.

MAXIMILIANO: - Es que en los hechos, el historiador tiene que ver los motivos, el alma de los sucesos, para determinar por qué de su proceder, y de los hechos posteriores.

SBJ: - Mmm

MAXIMILIANO: - Curioso, el golpe militar fue encabezado por Carrera el mes de septiembre, exactamente el 4 de Septiembre de 1811. Bueno en esa ocasión, se reconstituyo el Congreso y entre varias medidas se decretó la libertad de vientre. Fíjate que este si es un indicio de emancipación, porque has de saber que la abolición de la esclavitud en España fue oficialmente en 1837.

SBJ:- ¡Chaaa!

MAXIMILIANO: - Así y todo el Rey Fernado VII, volvió al poder y no aceptó nada de las Juntas y Congresos de América hispánica.

SBJ: - Harto poco nos duró el afán de libertad.

MAXIMILIANO: - (sonrisa) Es en este periodo donde prácticamente comienza el proceso emancipador, desde el punto de vista del ánimo y espíritu libertario. Y como se dice en las narraciones tradicionales: “lo demás es historia”. ¿Te quedó más o menos claro el porque del 18 de septiembre y lo que realmente celebramos en esta fecha, a la luz de los reales motivos que llevaron a nuestra nación a la independencia?

SBJ: - Sí, algo... Y ¿cómo habrá sido el aspecto de Santiago en esa época?

MAXIMILIANO: - Pero pasemos al Museo de Bellas Artes a ver pinturas que reflejen nuestra historia del siglo 19 y después bajamos una película de internet para ver. ¿Qué película te gustaría ver?

SBJ:- El Patriota, con Mel Gibson

MAXIMILIANO: - Ja ja ja ja.


Juan Rojas Olivares

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Antonio Skármeta

Antonio Skármeta debe ser parte, junto a un reducido puñado de autores como Isabel Allende y Roberto Bolaño entre otros, del exclusivo grupo de narradores chilenos que han logrado con su obra alcanzar el reconocimiento internacional, tanto a nivel de crítica y premios como en términos de lectores, por lo que ha sido objeto de diversos estudios.

Nacido en Antofagasta, Skármeta puede ser enmarcado en la llamada generación de 1960, junto a autores como Poli Délano, Fernando Jerez, Carlos Olivárez, Jaime Hagel y Mauricio Wacquez en la prosa, y Gonzalo Millán, Floridor Pérez, Claudio Bertoni y Óscar Hahn entre los poetas. Como casi todos ellos, vivió intensamente la agitación social, política y cultural de esa década, sumándose durante el gobierno de la Unidad Popular al Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y a diversas iniciativas culturales y sociales, desde la Reforma Universitaria hasta la revista La Quinta Rueda. De estos años son sus primeras incursiones en la literatura, con la publicación de sus colecciones de cuentos El entusiasmo (1967), Desnudo en el tejado (1969) y Tiro libre (1973), así como sus primeros éxitos, expresados en premios como el entregado por la Casa de las Américas de Cuba.



Tras el Golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende, Antonio Skármeta decidió partir al exilio, donde continuó y ensanchó los horizontes de su actividad literaria. Allí se unió al nutrido grupo de artistas e intelectuales chilenos que trabajaron en tareas de solidaridad y que dieron forma a una rica experiencia cultural y literaria desde el destierro, de la cual formaron parte revistas como Araucaria de Chile, de la cual Skármeta fue constante colaborador. Radicado principalmente en Alemania Occidental, Antonio Skármeta asentó y profundizó su relación con el cine, una de sus mayores pasiones, realizando diversos guiones y películas, entre ellas Ardiente paciencia, y adaptando gran cantidad de obras suyas al séptimo arte, siendo particularmente fructífera su colaboración con el cineasta alemán Peter Lilienthal, con quien ya había trabajado en 1972. De su período en el exilio son sus primeras incursiones en la novela, así como algunas de sus obras más conocidas en Chile y el extranjero como Soñé que la nieve ardía (1975), No pasó nada (1980), La insurrección (1982) y Ardiente paciencia (1985).



Tras el plebiscito de 1988 Skármeta decidió volver a Chile, dedicándose durante años a escribir artículos y columnas en diversas revistas y publicaciones periódicas, tocando temas que iban desde críticas de teatro hasta columnas futbolísticas. En la década de 1990, Antonio Skármeta fundó el taller literario “Heinrich Böll” en el Instituto Goethe, por donde pasaron muchos de los narradores jóvenes que hoy están en primera línea. También llevó a la práctica la idea de crear y conducir un espacio cultural y literario en la televisión de esos años de transición, dando vida al “Show de los libros”; programa que junto con recibir diversos premios nacionales y mantenerse por una década en pantalla, llegó a ser exportado a países de América Latina y Europa. Durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, Skármeta se desempeñó como embajador en Alemania, continuando su labor literaria con títulos como La chica del trombón (2001) y El baile de la victoria (2003), que obtuvo el Premio Planeta de Novela.

Copyright 2004© MEMORIA CHILENA ®.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Pedro Lemebel

Pedro Lemebel es seguramente el único escritor chileno que se maquilla y usa zapatos de taco alto, al menos en público. Maquillaje y tacones son parte de la propuesta contestataria de este escritor, que de ser un niño pobre criado a orillas de un basural y un artista travestido que usaba la provocación como herramienta de denuncia política, pasó a ser uno de los autores chilenos más comentados y exitosos de las últimas décadas.

Pedro Mardones Lemebel, hijo de Pedro y Violeta, nació en 1955, literalmente en la orilla del Zanjón de La Aguada. Vivió en medio del barro hasta que, a mediados de la década siguiente, su familia se mudó a un conjunto de viviendas sociales en avenida Departamental. En ese medio, en el cual los niños tenían limitado acceso a la educación, ingresó a un liceo industrial donde se enseñaba forja de metal y mueblería y, posteriormente, cursó estudios en la Universidad de Chile, de donde egresó con un título de profesor de Artes Plásticas.





Sus primeros acercamientos sistemáticos a la literatura ocurrieron en un taller literario a comienzos de los ochenta, donde empezó a escribir cuentos. También participó en algunos concursos menores, como el organizado por la Caja de Compensación Javiera Carrera, donde obtuvo un premio por su cuento “Porque el tiempo está cerca”, publicado en una antología de 1983. El autor tenía entonces 26 años y trabajaba como profesor de Artes Plásticas en dos liceos, de los cuales fue despedido ese mismo año, presumiblemente por su apariencia, ya que no hacía mucho esfuerzo por disimular su homosexualidad. Después de esa experiencia no volvió a hacer clases y decidió concentrarse en los talleres de escritura. Allí fue forjando redes intelectuales, políticas y afectivas, principalmente con escritoras feministas y de izquierda como Pía Barros, Raquel Olea, Diamela Eltit y Nelly Richard, quienes lo acogieron y vincularon a instituciones que estaban a medio camino entre la cultura marginal de resistencia a la dictadura y la academia oficial. 


Sin embargo, su inserción en las filas de la militancia de izquierda fue problemática, ya que su homosexualidad tampoco fue bien recibida en ese círculo. La primera vez que usó sus famosos tacones fue en 1986, en una reunión de los partidos de izquierda en la Estación Mapocho, donde el escritor leyó su manifiesto “Hablo por mi diferencia”, ante una audiencia perpleja. Ese mismo año, Pedro participó con siete relatos suyos en la antología Incontables, editada por el taller de Pía Barros.




En algún momento indeterminado de aquellos años revueltos, la vida artística de Pedro Mardones Lemebel tomó un giro sorprendente. Pasó del anonimato literario a la performance artística, al formar junto al poeta Francisco Casas el dúo “Las Yeguas del Apocalipsis”, que se caracterizó por irrumpir de manera sorpresiva y provocadora en lanzamientos de libros y exposiciones de arte, transformándose a poco andar en un mito de la contracultura. Para esa misma época, Pedro adoptó exclusivamente su apellido materno, dejando atrás el nombre con el que había firmado sus primeros trabajos literarios. De este modo fue dejando atrás al personaje teatral, para consolidarse definitivamente como escritor.


En 1995 Lemebel publicó su primera colección de crónicas, La esquina es mi corazón y al año siguiente creó un programa en Radio Tierra, llamado “Cancionero”, donde leía crónicas ambientadas con sonidos y música incidental. A partir de entonces comenzó a convertirse en un cronista urbano que husmeaba por los pliegues más oscuros de la vida cotidiana chilena. En los años siguientes publicó Loco afán y De Perlas y cicatrices, nuevas recopilaciones de crónicas en las que se fue afianzando su singular voz literaria, que mezclaba lo barroco y lo marginal en un tono de provocación y resentimiento.

Hacia fines de la década de los noventa, Lemebel -que ya era un personaje popular- se consolidó como figura literaria en el ambiente local y emprendió su proyección internacional. En el año 2001 incursionó en la novela con Tengo miedo torero, volumen que permaneció durante más de un año entre los libros más vendidos en el país, además de ser traducido a diversos idiomas. Posteriormente, Lemebel ha continuado desarrollando su labor de cronista publicando nuevos títulos de crónicas como Zanjón de la Aguada y Adiós mariquita linda.




Copyright 2004© MEMORIA CHILENA ®.

Los muros hablan: Alejandro "Mono" González

Con toda una historia detrás, Alejandro González ha marcado profundamente el inconsciente colectivo de la ciudad. Sus murales, son icono de un estilo y una época muy particular en Chile y su arte callejero.

Muralista callejero, escenógrafo de teatro, cine y televisión, y por sobre todo uno de los fundadores de la Brigada Ramona Parra. Fue el encargado de la BRP durante el Gobierno de Salvador Allende, pintando murales políticos y escapando de la policía y de la muerte por ellos. Aún defiende las mismas ideas de aquel tiempo y es por eso que este brigadista continúa pintando, y entregando mensajes en los murales.



En 1971 pinta el mural llamado “El primer gol de chile”, con el conocido artista Roberto Matta y en conjunto de toda la brigada de aquel tiempo. Este mural fue borrado y hace 2 años que fue restaurado, y en la Web se puede ver la reconstrucción digital. El nos comenta, que se pueden diferenciar los trazos de los artistas, por el valor de la línea, cabe destacar que en la brigada no todos eran artistas, también había gente como nosotros, de distintas profesiones, y la brigada los acogía. Su otro trabajo conocido y valorado, es el mural que se encuentra en el Metro Parque Bustamante, llamado “Vida y Trabajo”, en donde se puede apreciar su arte en toda la estación, y ver como se unen los trazos con otros y se generan formas interminables.

Mono González es conocido como un artista muralista, y se destaca en otros países que le dan valor al arte urbano. Nos explica que esto se debe a que en Chile, los murales brigadistas se ven más por el partido social y por ende dejan de ser arte. En otros lugares como Argentina, el Mono fue invitado a pintar murales en universidades y a dar charlas, también ha sido invitado a otros países como Francia, Nederland, México, entre otros.

Actualmente sigue pintando, creando proyectos, participando en ellos, terminó su libro 27 de Febrero. No deja que esto quede atrás, es más, le gustaría que fuera mas valorado aquí en Chile, ya que el arte callejero se ve en minoría, y es el que más publico atrae. La brigada pintaba en los murales ya que eran vistos por mucha gente, y lo hacían en lugares populares, en los cuales estos murales pudieran ser escuchados por el país y aún continúan en lucha.



Su libro 27 Febrero, terminó por ser galardonado con el premio Altazor 2011, convirtiéndose en otro logro más para su extensa carrera como muralista y pintor.

El arte brigadista, la transformación del espacio público en espacio para el arte y del arte en lenguaje para el cambio social, ha sido una preocupación constante para el Mono González desde que participó en la fundación de las Brigadas Ramona Parra para la campaña presidencial de 1970. En este contexto surgió una iconografía particular vinculada con los movimientos de izquierda chilenos. Manos, rostros, palomas trazados con líneas gruesas y rellenos con colores planos que debían ser pintados de forma colectiva y clandestina en el menor tiempo posible. Como señala el artista, "busco la síntesis de las imágenes y este método, que he hecho propio como actitud, ha sido un regalo de la calle, su premura, rapidez y urgencia me han llevado a esa síntesis".